EL TRATAMIENTO DEL TEXTO COMO TÁCTICA METALINGÛISTICA EN “AMOR PERDIDO” DE CARLOS MONSIVÁIS
El presente análisis tiene como
objetivo señalar algunos recursos expresivos que se encuentran en la glosa de
crónicas que conforman la obra Amor perdido de Carlos Monsiváis y que tienen
una función metalingüística dentro de la obra partiendo del ideotopo alfa para
circunscribirse en el semiotopo del texto.
Una primera lectura a esta obra
de Carlos Monsiváis nos propondrá un recorrido a través de la crónica por diversas
figuras públicas del siglo XX en México. Cantautores, pintores, escritores,
artistas de la televisión y activistas políticos en general integran una lista
de personalidades que representan parte de la historia de nuestro país (en el
siglo XX).
Por otro lado, en esta obra el
autor nos propone un discurso indirecto que prefiere sugerir con estas
personalidades y con otros símbolos, en vez de revelar directamente el proceso
de tránsito hacia un intento de madurez autónoma de sociedad. Este discurso
indirecto registra una dinámica entre Permanencia y cambio, en donde los temas
que trata se cronican por un lado y por otro son denunciados procesos
históricos que permanecen o han permanecido estáticos a lo largo del tiempo y
otros que han tenido algún cambio en lo esencial o en la forma.
Es en este discurso indirecto en
donde el autor utiliza distintos recursos como tácticas metalingüísticas que
señalan al ideotopo del productor y al semiotopo del texto. Los recursos expresivos
que analizaré en este trabajo son: Títulos y subtítulos y narrador outsider.
TÍTULOS Y SUBTÍTULOS
Empezando por el título de la
obra Amor perdido: corresponde al
título de una canción popular del compositor Pedro Flores que nos es presentada
en la primera hoja, desde este primer momento (el título) el autor empieza a
hilvanar un juego metalingüístico de significados que se inscribirán en el
semiotopo del texto, donde se mezclaran recursos expresivos literarios y
emanados de la cultura popular, es decir, hay una diseminación de las barreras
entre esta última y la alta cultura.
Como mencione en la introducción la obra en general está compuesta por una serie de crónicas
de personajes que corresponden a
sectores diversos de la cultura del México del siglo XX, la inclusión de cada
uno de los personajes en esta antología no es en forma alguna gratuita, pues
corresponden a distintas expresiones que dejaron huella en sus diversas
actividades, circunscribiéndose a una ideología determinada o representándola a
través de sus obras, opiniones, comportamientos o personalidad en general,
aunque en muchas ocasiones contradiciéndose y siendo infieles a dichas
ideologías, dando con ello forma a uno de los posibles significados del título
de la obra: Amor perdido. Un amor o
relación original hacia una forma de pensar y opinar que es trastocada. Cómo en
el caso de David Alfaro Siqueiros y su ferviente comunismo vulnerado por
adscribirse al oficialismo del estado, o Salvador Novo originalmente
representante de una inclinación sexual distinta a la heterosexualidad y por
ello señalado y discriminado para finalmente adscribirse en sus años de madurez
física e intelectual al poder gubernamental y abjurar en artículos de las
preferencias sexuales distintas:
“Novo, aferrado al perdón, se
burla de los subversivos, halla en la amistad de la oligarquía su mayor
vanagloria, renuncia incluso a la defensa de su tribu. Al producirse en octubre
de 1955 una polémica por la prohibición de una obra sobre lesbianas, Novo
interviene para hablar de “libertinaje”, de proteger al público de los
“instintos sórdidos”, del derecho de las autoridades a velar por la moral y
buenas costumbres. Tal degradación llega a lo perfecto:
Si de tales conceptos [moral, buenas costumbres] no tuviera la custodia
el gobierno, sería invalido su derecho a perseguir a los ladrones, a encarcelar a los asesinos,
a castigar a los delincuentes. En una palabra, a reprimir las manifestaciones
antisociales, de cualquier especie que sean, y así acudan al sagrario del arte
para en él guarecerse como un ladrón que se refugia en la iglesia […] Que
advenga el día en que los platillos exóticos repugnen libremente a nuestra
robusta salud. (Salvador Novo)” [1]
Es con estas inconsistencias
ideológicas en los distintos personajes que nos son presentados y con la imagen
de los funerales de varios de ellos como telón de fondo, como Monsiváis nos
sugiere una posible significación del título de la obra y su inseparable
vínculo con el nombre de México y su proceso histórico en varias décadas del siglo
XX.
En cuanto a los títulos de cada
capítulo en que divide la obra, hay como en el mismo título de la obra en
general un agudo trabajo con la función metalingüística de la expresión: el
primero de ellos “ALTO CONTRASTE” es un juego de palabras en el que participan
más de un significantes de la expresión, por un lado, se está refiriendo a la contraposición
o diferencia notable que existe entre cosas, personas o situaciones, al mismo
tiempo se está remarcando con la palabra “ALTO” la inexistencia o escasez de
tonos intermedios, de tal manera que resalta la distancia o la barrera entre lo
uno y lo otro, y por otro lado, está jugando el autor con la expresión de la
imagen fotográfica o fílmica entre la relación entre la iluminación máxima y
mínima de un objeto. Cuando pasamos a la lectura de este capítulo nos vamos a
encontrar con la contrastaciones que realiza el autor entre la sociedad
porfiriana encumbrada y las subsecuentes clases acomodadas a lo largo del siglo
XX, así como las características o aspectos de la sociedad que privilegian
estos sectores en contraposición con las clases bajas, invisibilizadas por la
moral imperante a cargo de las primeras.
Todo este capítulo de “ALTO
CONTRASTE” consta de una serie de subtítulos que corresponden en su mayoría a
versos del escritor argentino Jorge Luis Borges: CAPRICHOS DE HEMBRA QUE TUVO
LA DAGA que es un verso del poema “El guapo” de Evaristo Carriego, que como
sabemos es un personaje ficticio de Borges, posteriormente el subtítulo: NO LO
ABRUMAN EL MÁRMOL Y LA GLORIA del primer verso del poema “Sarmiento”, y así
sucesivamente: EN UN BANQUETE DE HOMBRES QUE SE ABORRECEN, QUE COMO YO ERES
MUCHOS Y NADIE, EL CLARO AZAR O LAS SECRETAS LEYES, cada subtítulo en este
capítulo son versos textuales de poemas y fragmentos de cuentos de Borges (Borges y yo, El Otro, El Mismo). Monsiváis
juega con el lenguaje y le da nueva significación al extraerlos de su contexto
literario original y empleándolos para significar a manera de burla, a manera
de imagen, la condensación de lo que él tiene por objetivo expresar en la
crónica. Otros subtítulos de este mismo capítulo son: NADIE REBAJE A LÁGRIMA O
REPROCHE, que continua: Esta declaración de la maestría/De Dios, que con
magnífica ironía/Me dio a la vez los libros y la noche. Otro más de su poema
“límites”: CREO EN EL ALBA OÍR UN ATAREADO RUMOR DE MULTITUDES y de ese mismo
poema: Y HAY UN ESPEJO QUE TE AGUARDA EN VANO. Un subtítulo más, que nos depara
la crónica de una entrevista al expresidente Díaz Ordaz y es del “poema
conjetural” de Borges: Zumban las balas en la tarde última/HAY VIENTO Y HAY
CENIZAS EN EL VIENTO.
Cada subtítulo de este capítulo
“Alto contraste” es un recurso expresivo que tiene la función de metáfora,
figura o en general es una condensación
expresiva a partir de la cual el autor está sugiriendo un tipo de lectura anticentrípeta,
lectura que de acuerdo con Egan (2004) “se basan en la ironía, la metáfora y
otros recursos que abren el texto a una interpretación diversa”. Hay en este
tratamiento del texto con estos recursos expresivos un propósito
metalingüístico, y es el de poner en movimiento al lenguaje, observarlo desde
distintos ángulos, sacado incluso de su contexto original y puesto al servicio
de la ironía, la metáfora y demás, para observar por debajo de la superficie
verbal y aún más, gracias a este juego del lenguaje, observar por debajo de la
superficie visual de la realidad histórica y sociopolítica.
NARADOR OUTSIDER
En los textos que componen esta
obra, Monsiváis adopta un papel narrativo de observador, crítico y aun
autocrítico con respecto a lo que dice, aunque hay en su discurso una crítica
aguda de la realidad, esta crítica se presenta desde un escritor
ideológicamente versátil y su mayor pronunciamiento es ante todo contra una
entrega sin condiciones hacia alguna ideología determinada, es decir, no es que
no se perciban posturas en el ideotopo del autor, sino que estas posturas
quedan en el nivel del cuestionamiento abierto y no en la propuesta teórica
como respuesta inmediata.
Es más bien Monsiváis un narrador
outsider, el intelectual que observa las cosas desde fuera, con independencia
ideológica y aun cuando el semiotopo textual este íntimamente ligado con el
ideotopo del productor. Par lograr lo anterior ha primado en sus textos una
conciencia rigurosamente autocritica antes de ironizar en cualquier tema, y
este recurso expresivo al igual que el juego de palabras que emplea en los
títulos y subtítulos es una táctica metalingüística que intenta finalmente no
entregar banderas en el discurso al lector.
Tómese un fragmento de la crónica
a David Alfaro Siqueiros y las contradicciones que fueron parte de la vida del
artista, contradicciones y renuncias que contribuyen al tono del título general
amor perdido:
“Detrás de las manipulaciones y
ante el cuerpo del antiguo preso político (Siqueiros), se agita el dogma de la
cultura oficial: hay un mensaje final en este país, nadie murió en vano en el
campo de batalla ni ha sido inútil el sacrificio de los anhelos democráticos.
Tal confianza va más allá de la habilidad conciliadora de un sistema político
(la negociación como Antorcha Sacra) y se deposita en la certeza de entre
mexicanos las diferencias profundas son (de existir) personales, nunca –por
favor- ideológicas en el sentido de irreconciliables. Las ideas que requieren
demostración se convierten en provocaciones. El sustrato de discursos
anexionistas y guardias póstumas es, para los disidentes, la renovada fábula
del hijo pródigo, la seguridad en la riqueza y la benevolencia del hogar. Todos
pueden volver a casa (mientras haya cupo).”[2]
La relación que hace el autor
entre acontecimientos o figuras culturales y una postura crítica ante el clima antidemocrático
que ha primado en nuestro país lo realiza a través de un doble registro que
intenta propagar desde abajo con contestaciones extendidas e informales al
impulso hegemónico.
El narrador pragmático y con una
postura con tendencia al cambio levanta sus ironías contra las mitologías creadas en nuestra cultura por
la moral sociopolítica imperante, y esto lo realiza desde una posición
outsider, con la que refleja verbalmente costumbres mexicanas sin tener el propósito
de fijar una definición de identidad nacional, como muchos otros intelectuales
que han seguido este camino, en este caso, Monsiváis busca en cada trozo de la
cultura nacional en la que ahonda, de una manera que desdibuja las características
locales de cualquier definición de identidad cultural. Más bien contextualiza
desde su posición outsider los fenómenos de la realidad cultural inmediata para
poner en primer término una ruptura en la visión colectiva del mundo:
“Una garantía indispensable de
la élite: la exclusividad, múltiple signo que contiene a las tribus salvajes,
las masas rechazadas a las cuales oponer la grandeza de una civilización y la
traza de una ciudad, el cerco psicológico y real de las clases dominantes. En
toda América Latina, la ciudad principal o primada es una cadena de hechos
autoritarios, el cuidadoso y meditado amor a formas de vida que condensan y
perpetúan formas de poder.”[3]
El uso de los conceptos vistos en clase no es muy claro, no sé dónde se encuentra la producción del Idiotopo Alfa ni del semiotopo. Recuerda que el primero tiene que ver con una interpretación tuya sobre Monsiváis, y el segundo sobre un elemento contextual o interno de la obra misma. Me parece interesante el análisis de los títulos y subtítulos, pero no sé a dónde quieres llegar. Tampoco con el narrador outsider. Es decir, el análisis no está mal, pero pierde todo su valor cuando no se sabe cuál es su verdadera intención. Intenta ser más claro y breve en la hipótesis, una vez que la tengas, entonces sí, incluye la parte teórica.
ResponderEliminarCuidado con algunas faltas ortográficas.