jueves, 14 de marzo de 2013


“¡Soy yo, Alicia, soy yo!”

Sobre el ensayo ¿Quién es el monstruo? (análisis del cuento “El almohadón de pluma” de Horacio Quiroga) de Milagros Ezquerro.


Señalare lo que en mi opinión es la estructura que establece el análisis de Ezquerro sobre este cuento, la cual está formulada a través de lo que la ensayista denomina “comunicación entre sujeto productor y sujeto receptor” que se conforma por los siguientes elementos:

Función narradora.

Se trata –nos dice Ezquerro- de un narrador impersonal, que no se identifica con ningún personaje, y por lo tanto, no tiene que justificar sus informaciones. En cierta medida el punto de vista del narrador se acerca al personaje Alicia, aunque en forma distanciada. No se presenta como un narrador omnisciente que perjudicaría al efecto de suspense utilizado.

Se presentan dos justificaciones en el principio de la historia y en el final de la coda explicativa por parte del narrador, que se identifica con un presente de generalidad que es una marca de narrador en primera persona, sin embargo, nos dice Ezquerro, se trata de irrupciones del presente de narración en un relato con narrador impersonal. “Esta leve trasgresión, apenas perceptible, corresponde a una interpelación del narratario, y significa más o menos: después de lo que acabo de decirte, no te puede extrañar que ella adelgazara…Tales interpelaciones veladas al narratario se justifican plenamente por la finalidad del cuento que consiste en comunicar una emoción, lo más intensa posible, al sujeto receptor. Se podría decir, en resumidas cuentas, que escribir un cuento es seducir al lector en tiempo limitado.”


Dosificación de la información.

Entre el principio y el final de la historia hay una escalonación que va marcando el ritmo de la tensión dramática que propone el narrador al sujeto omega.

Se presenta –nos dice Ezquerro- una “doble inversión del dinamismo narrativo: subida de la tensión, relajamiento, y luego una nueva y definitiva subida delata un punto neurálgico de la historia”. Es decir, hay una presentación de los elementos en un primer momento, a continuación una subida de la tensión con el surgimiento de la enfermedad en la protagonista, seguida por un relajamiento con un aparente mejoramiento de la protagonista (en la que tiene lugar un simbolismo con la escena del jardín): “En realidad parece que todo se juega en la escena del jardín, que la caricia de Jordán, por la intensa reacción de Alicia, tiene una significación fuera de proporción con su aspecto anodino. Esa lenta y profunda caricia de la cabeza, por donde la sangre de Alicia va a ser succionada, parece ser un doble anticipatorio de la vampirización a la que la joven se entrega en una dolorosa aceptación del sacrificio.”

A continuación una nuevo y definitvo aumento de la tensión con el empeoramiento de la protagonista, su muerte, el descubrimiento del enigma de la muerte y como parte de lo que Ezquerro llama una segunda etapa del relato junto con el descubrimiento del enigma, una suerte de coda explicativa.

“…a pesar del carácter asombroso de la explicación propuesta, ésta ha sido cuidadosamente preparada por una serie de indicios colocados como jalones anticipatorios a lo largo del texto. La tensión recae con la muerte, pero se trata de un falso final: el descubrimiento de las dos manchitas de sangre hace subir nuevamente la tensión. La sorpresa de la sirvienta, la curiosidad de Jordán se tornan pronto en horror: el peso anormal del almohadón, la decisión de abrirlo, de cortar la funda que ocultaba el enigma, el monstruo. El enigma, evidentemente, sólo podía ser un monstruo.

El cuento podía haberse terminado con esto. Sin embargo, el carácter fantástico del enigma requería, como ya lo hemos dicho, un comentario que lo tornara verosímil: es la función de la coda “científica”.”


Representación del espacio

Hay en el relato –nos dice Ezquerro- “un halo de imprecisión espacial…Nos encontramos en un país sin nombre, en una época sin fecha: tal es la situación típica del cuento de hadas.”

“En realidad, la ausencia de situación espacio-temporal tiene aquí un efecto de generalización que tiende a mostrar que lo que ocurre en este cuento ha de valorarse en un más allá o en un más acá del espacio-tiempo, o quizás en un espacio-tiempo interior.”

El espacio presentado por el narrador se sitúa en la mansión de la pareja de protagonistas, la cual se caracteriza por ser fría, silenciosa, con mucha blancura (decrepitud), semejante a todas las características de un cadáver vaciado de su sangre, además posee un aspecto semejante a los palacios encantados de los cuentos de hadas: “parece un palacio encantado, abandonado hace mucho al letargo de la muerte.”(Hay una analogía con as características del marido: glacial, frio, distante, solitario, severo, impasible, etcétera).

En cuanto al interior de la mansión: se respira un ambiente que ahoga, con luces encendidas todo el tiempo que crean la impresión de la noche interminable.

“Se puede apreciar la notable funcionalidad del tratamiento del espacio en este cuento: en vano buscaríamos un detalle sin estrecha relación con las finalidades globales del relato. Al contrario, la carga simbólica, subrayada en la descripción de la casa, aparecerá todavía mayor cuando se hayan manifestado todas las consecuencias.”


Manejo de diversos estereotipos

Listare los estereotipos que identifico según el análisis de Ezquerro:

Cuentos de Hadas: Se identifica una alusión en el relato a los cuentos de Hadas –nos dice Ezquerro- empezando con el nombre de la protagonista Alicia: “Alicia trae a la memoria la heroína de Lewis Carroll, y connota a la vez la niña “angelical y tímida”, y el género fantástico donde el relato va a inscribirse con las alucinaciones de Alicia y “la prueba de realidad” que constituye el descubrimiento del parásito monstruoso.”

Esta también la mansión conyugal que sugiere un castillo encantado y los monstruos que ve Alicia en sus alucinaciones.

Luna: “Su luna de miel fue un largo escalofrío”. Es un estereotipo harto usado en la Literatura y entre otros muchos significados, refiere la noche y sus misterios. “La “luna de miel” instaura de entrada el reino de la noche en el conjunto del relato.”

Invierno: Es el único dato espacio-temporal que nos ofrece el narrador, la estación del año que connota frio, rigidez, escalofrío, estremecimiento, abandono, etcétera.

Enfermedad y muerte: asociadas con los anteriores: “No hay que olvidar que pronto va a contraer una influenza y que esta palabra proviene de la creencia antigua de la influencia de los astros en los hombres, que se ejercía bajo la forma de la fluencia de un líquido.”

El vampiro: Este ser mitológico es sugerido por el narrador, siendo finalmente la más directa interpretación del relato. “se atrae solapadamente la atención del lector sobre la cabeza de Alicia y el almohadón: durante el último paseo por el jardín, el marido le pasa lentamente la mano por la cabeza; luego ella termina por no poder mover la cabeza” y luego, “la enfermedad que es el punto de partida, pero no la causa, del proceso de muerte se llama “influenza” que, etimológicamente significa “fluencia”, después el texto dice que “se sangraba día tras día” y que la vida se iba en “nuevas oleadas de sangre”.”

Erotismo: Las relaciones sexuales también caben en una posible interpretación del relato, hay un simbolismo marcado en la “trompa” del monstruo chupador de sangre, que penetra en la protagonista.

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