“¡Soy yo, Alicia, soy yo!”
Sobre el ensayo ¿Quién es el monstruo? (análisis del
cuento “El almohadón de pluma” de Horacio Quiroga) de Milagros Ezquerro.
Señalare lo que en mi
opinión es la estructura que establece el análisis de Ezquerro sobre este
cuento, la cual está formulada a través de lo que la ensayista denomina
“comunicación entre sujeto productor y sujeto receptor” que se conforma por los
siguientes elementos:
Función narradora.
Se trata –nos
dice Ezquerro- de un narrador impersonal, que no se identifica con ningún
personaje, y por lo tanto, no tiene que justificar sus informaciones. En cierta
medida el punto de vista del narrador se acerca al personaje Alicia, aunque en
forma distanciada. No se presenta como un narrador omnisciente que perjudicaría
al efecto de suspense utilizado.
Se presentan dos
justificaciones en el principio de la historia y en el final de la coda
explicativa por parte del narrador, que se identifica con un presente de
generalidad que es una marca de narrador en primera persona, sin embargo, nos
dice Ezquerro, se trata de irrupciones del presente de narración en un relato
con narrador impersonal. “Esta leve
trasgresión, apenas perceptible, corresponde a una interpelación del
narratario, y significa más o menos: después de lo que acabo de decirte, no te
puede extrañar que ella adelgazara…Tales interpelaciones veladas al narratario
se justifican plenamente por la finalidad del cuento que consiste en
comunicar una emoción, lo más intensa posible, al sujeto receptor. Se podría
decir, en resumidas cuentas, que escribir un cuento es seducir al lector en
tiempo limitado.”
Dosificación de la información.
Entre el
principio y el final de la historia hay una escalonación que va marcando el
ritmo de la tensión dramática que propone el narrador al sujeto omega.
Se presenta –nos
dice Ezquerro- una “doble inversión del dinamismo narrativo: subida de la
tensión, relajamiento, y luego una nueva y definitiva subida delata un punto
neurálgico de la historia”. Es decir, hay una presentación de los elementos en
un primer momento, a continuación una subida de la tensión con el surgimiento
de la enfermedad en la protagonista, seguida por un relajamiento con un
aparente mejoramiento de la protagonista (en la que tiene lugar un simbolismo
con la escena del jardín): “En realidad parece
que todo se juega en la escena del jardín, que la caricia de Jordán, por la
intensa reacción de Alicia, tiene una significación fuera de proporción con su
aspecto anodino. Esa lenta y profunda caricia de la cabeza, por donde la sangre
de Alicia va a ser succionada, parece ser un doble anticipatorio de la
vampirización a la que la joven se entrega en una dolorosa aceptación del
sacrificio.”
A continuación
una nuevo y definitvo aumento de la tensión con el empeoramiento de la
protagonista, su muerte, el descubrimiento del enigma de la muerte y como parte
de lo que Ezquerro llama una segunda etapa del relato junto con el
descubrimiento del enigma, una suerte de
coda explicativa.
“…a pesar del carácter asombroso de la explicación
propuesta, ésta ha sido cuidadosamente preparada por una serie de indicios
colocados como jalones anticipatorios a lo largo del texto. La tensión recae con
la muerte, pero se trata de un falso final: el descubrimiento de las dos
manchitas de sangre hace subir nuevamente la tensión. La sorpresa de la
sirvienta, la curiosidad de Jordán se tornan pronto en horror: el peso anormal
del almohadón, la decisión de abrirlo, de cortar la funda que ocultaba el
enigma, el monstruo. El enigma, evidentemente, sólo podía ser un monstruo.
El cuento podía haberse terminado con esto. Sin
embargo, el carácter fantástico del enigma requería, como ya lo hemos dicho, un
comentario que lo tornara verosímil: es la función de la coda “científica”.”
Representación del espacio
Hay en el relato –nos
dice Ezquerro- “un halo de imprecisión espacial…Nos encontramos en un país sin nombre,
en una época sin fecha: tal es la situación típica del cuento de hadas.”
“En realidad, la ausencia de situación
espacio-temporal tiene aquí un efecto de generalización que tiende a mostrar
que lo que ocurre en este cuento ha de valorarse en un más allá o en un más acá
del espacio-tiempo, o quizás en un espacio-tiempo interior.”
El espacio
presentado por el narrador se sitúa en la mansión de la pareja de
protagonistas, la cual se caracteriza por ser fría, silenciosa, con mucha
blancura (decrepitud), semejante a todas las características de un cadáver
vaciado de su sangre, además posee un aspecto semejante a los palacios
encantados de los cuentos de hadas: “parece
un palacio encantado, abandonado hace mucho al letargo de la muerte.”(Hay
una analogía con as características del marido: glacial, frio, distante,
solitario, severo, impasible, etcétera).
En cuanto al
interior de la mansión: se respira un ambiente que ahoga, con luces encendidas
todo el tiempo que crean la impresión de la noche interminable.
“Se puede apreciar la notable funcionalidad del
tratamiento del espacio en este cuento: en vano buscaríamos un detalle sin estrecha
relación con las finalidades globales del relato. Al contrario, la carga
simbólica, subrayada en la descripción de la casa, aparecerá todavía mayor
cuando se hayan manifestado todas las consecuencias.”
Manejo de diversos estereotipos
Listare los estereotipos que
identifico según el análisis de Ezquerro:
Cuentos de
Hadas: Se
identifica una alusión en el relato a los cuentos de Hadas –nos dice Ezquerro- empezando con el nombre de la
protagonista Alicia: “Alicia trae a la memoria la heroína de
Lewis Carroll, y connota a la vez la niña “angelical y tímida”, y el género
fantástico donde el relato va a inscribirse con las alucinaciones de Alicia y
“la prueba de realidad” que constituye el descubrimiento del parásito
monstruoso.”
Esta también la
mansión conyugal que sugiere un castillo encantado y los monstruos que ve
Alicia en sus alucinaciones.
Luna: “Su luna de miel fue un largo escalofrío”.
Es un estereotipo harto usado en la Literatura y entre otros muchos
significados, refiere la noche y sus misterios. “La “luna de miel” instaura de entrada el reino de la noche en el conjunto
del relato.”
Invierno: Es el único
dato espacio-temporal que nos ofrece el narrador, la estación del año que
connota frio, rigidez, escalofrío, estremecimiento, abandono, etcétera.
Enfermedad y
muerte:
asociadas con los anteriores: “No hay que
olvidar que pronto va a contraer una influenza y que esta palabra proviene de
la creencia antigua de la influencia de los astros en los hombres, que se
ejercía bajo la forma de la fluencia de un líquido.”
El vampiro: Este ser
mitológico es sugerido por el narrador, siendo finalmente la más directa
interpretación del relato. “se atrae
solapadamente la atención del lector sobre la cabeza de Alicia y el almohadón:
durante el último paseo por el jardín, el marido le pasa lentamente la mano por
la cabeza; luego ella termina por no poder mover la cabeza” y luego, “la enfermedad que es el punto de partida,
pero no la causa, del proceso de muerte se llama “influenza” que,
etimológicamente significa “fluencia”, después el texto dice que “se sangraba
día tras día” y que la vida se iba en “nuevas oleadas de sangre”.”
Erotismo:
Las relaciones sexuales también caben en una posible interpretación del relato,
hay un simbolismo marcado en la “trompa” del monstruo chupador de sangre, que
penetra en la protagonista.
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