Sobre "La carta robada" (ensayo sobre la
novela “El coronel no tiene quien le escriba” de García Márquez) de Milagros
Ezquerro.
Una vez que Ezquerro ha analizado
el texto apuntando en esto una posible interpretación como columna vertebral
del relato: una lucha entre esperanza y frustración y los posibles finales
pesimistas que de esta lucha tengan lugar al nunca llegar la carta, la
respuesta, la escritura. Otra interpretación que me parece sumamente
interesante es la que nos ofrece Ezquerro en la página 106 y 107:
Para entender la polisemia del título (-El
coronel no tiene quien le escriba-),
cabe sacarla de su contexto inmediato, ya
que su función de título le confiere un estatuto más amplio; entonces aparece
otra significación más general:
el coronel espera que alguien le escriba, o sea que es un personaje en busca de autor. El coronel aparece como la cristalización de todos los seres eternamente frustrados, cuyo destino es esperar que algo ocurra para darles existencia, que alguien, en alguna parte, escriba su nombre en un papel y les dé una historia.
el coronel espera que alguien le escriba, o sea que es un personaje en busca de autor. El coronel aparece como la cristalización de todos los seres eternamente frustrados, cuyo destino es esperar que algo ocurra para darles existencia, que alguien, en alguna parte, escriba su nombre en un papel y les dé una historia.
En esta interpretación tal vez
tiene lugar un mayor optimismo del mensaje de la obra, sin necesariamente caer
en el optimismo ideológico que se le ha achacado a la misma, es decir, sin
necesariamente abanderar un optimismo resultado del cambio de valores e ideales
políticos inscritos en el idiotopo alfa (García Márquez) en la narración a
través del posible triunfo del gallo (metáfora del triunfo de los ideales
liberales o de los ideales del Coronel), otra forma de optimismo se instaura en
el registro mismo y en la actualización de dicho registro a través de la
lectura.
Siguiendo la interpretación de
Ezquerro mencionada, el coronel al ser por fin escrito (en este caso por García
Márquez) rompe el circulo de lucha entre esperanza y frustración que de no
haber sido así se inscribe en la muerte, es decir, en la no existencia, el no
registro, la no lectura.
Alegoría de la vida misma El coronel no tiene quien le escriba
pone de manifiesto una actitud pragmática ante la vida en el personaje de la esposa
del coronel, quien observa en la escasez de recursos materiales la muerte de
las esperanzas y por otro lado la actitud contemplativa ante la vida por parte del coronel quien corta el hilo
de frustración con la pelea del gallo:
La esperanza nueva de la victoria del gallo
ya no puede ser frustrada,
pues aunque el gallo sea vencido, será una
derrota y no una rendición.
… Una
expresión acompaña al personaje como un leitmotiv, que resume perfectamente el personaje:
“en una actitud de confiada e inocente expectativa”.
Esta paciencia angelical del coronel hace de
él un personaje tan
consustanciado con el tiempo que da la
impresión de ser dueño de
la marcha ineluctable de éste. Dice el
abogado:
–Será cuestión de siglos.
–No importa. El que espera lo mucho espera
lo poco. (p. 41)
Esta inquebrantable esperanza encuentra su recompensa
en la escritura de El coronel no tiene
quien le escriba, por fin es escrito el coronel y aunque su espera se
postergara por siglos en el relato, es el relato mismo y la lectura que de él hacemos
como una lucha contra la acción
destructora del tiempo la esperada llegada de la carta robada.